SAFe es un marco para diseñar la operativa y el modelo organizativo de empresas que quieren aumentar su nivel de agilidad en el negocio.
Incorpora valores, principios y prácticas de otros modelos (Lean, scrum, kanban…) proporcionando un conjunto de patrones y prácticas que nos ayudan a ir evolucionando la compañía.
Tradicionalmente, este tipo de marcos se aplica a entornos de IT. Sin embargo, no es éste el destino para el cual fue modelado SAFe (a no ser que la empresa sea única de desarrollo de IT!).
Cualquier empresa, farmaceútica, alimentaria, automotriz, industrial en general… se puede beneficiar de estos modelos. Porque los objetivos que buscamos son los mismos: Agilizar el negocio.
Y en este tipo de industrias, IT, como tal, suele ser un contribuyente más. No es el core del negocio. Es un importante (a veces crítico) habilitador. Pero NO es el core.
Por tanto, creemos que aplicar SAFe (o en general cualquier marco ágil) solo a la parte IT es un error a medio y a largo (aunque puede generar beneficio local en esa función en particular).
Donde sí vemos beneficio es en aplicarlo a nivel empresarial. Porque los retos que nos encontramos en estas industrias son de negocio:
- Organizaciones funcionales que no facilitan el flujo de las iniciativas de negocio, que por definición necesitan de la colaboración de las partes.
- Procesos secuenciales, alineados a esa organización funcional que dificultan la adaptación. Desde ciclos presupuestarios anuales, y por «departamento funcional», hasta seguimientos de KPIs de trabajo que no generan evidencias de avance respecto resultados. Procesos de seguimiento que vuelven a la funcionalidad, por silo departamental. Procesos que NO visualizan avance real, solo unas «vanity metrics» que justifican algo que no correlaciona con resultados de negocio.
- Definición de servicios y productos a lo grande, no entendiendo que son hipótesis que hay que validar y «capitalizar» constantemente, ya que el mercado cambia. ¿Cuántos planes anuales generan «beneficios» solo en Q3/Q4?
- El cambio humano necesario para potenciar el liderazgo y la autonomía versus un modelo de dirección por jerarquía y seguimiento
Y es precisamente para eso para lo que SAFe se diseñó y se adapta (porque no, no es un marco perfecto ni «acabado». Ni lo pretende. Pretende ser una ayuda en continua adaptación, como la realidad).
Ayudar a la compañía a alinear su organización y su operativa a su definición estratégica de VALOR.
Usar los conceptos de cadena de valor para reorganizar su estructura. Usar los conceptos de programa, portfolio y los sistemas Kanban para ir mejorando el flujo de las iniciativas de negocio. Para visualizar y gestionar capacidades reales de la organización – mercado. No lo que gustaría, si no lo que la evidencia muestra.
Trabajar con autonomía, pero de forma alineada y síncrona, gracias a prácticas como la planificación conjunta de forma síncrona. Para alinear de forma explícita las funciones de soporte de la organización a esos flujos, haciendo visible cuáles son los habilitadores que necesito de áreas corporativas (IT, jurídicos, …).
Para entender dónde y cómo aprovechar las herramientas de un Lean manufacturing y las de un Agile model (que no, no están contrapuestas. Tienen que ir de la mano).
Ayudar a, por sistema, mantener la adaptación continua de estos modelos (con su I&A a nivel programa, portfolio…). Porque no hay mayor error que pensar que «ya he llegado». Los modelos organizativos deben de estar en continua adaptación, como los mercados. Como las personas que los diseñan y ejecutan.
SAFe proporciona un marco conceptual muy potente y estructurado para ayudar a las organizaciones en este camino.
Porque es un camino. No es un destino, ni es un proyecto.
Y sabemos por experiencia que hay que saber adaptarlo a la organización, y hay que saber aplicarlo. Saber cómo empezar, y cómo evolucionar balanceando la capacidad de absorción de la compañía (que no siempre es igual en todas sus áreas) con la necesidad / urgencia del cambio que la motiva.